Una compañera, hace pocos días, quiso agradecernos y motivarnos para la cohesión y el trabajo en equipo, junto a la responsabilidad directa y compartida de cada uno. Para ello utilizó esta poesía de Gabriela Mistral «El placer de servir», que traslado a mi blog, no sólo como telón de fondo de actitudes navideñas, sino como valor a mostrar en el día a día, por otro lado, tan cuestionable en nuestra sociedad actual. Se trata de un hermoso y sencillo itinerario para nuestros cargos, funciones y tareas diarias. Si no lo conoces te gustará. Y si no vuelve a disfrutarlo.

Gabriela Mistral

Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco, sirve la flor, sirve la tierra.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos rehúyen, hazlo tú.
Sé tú el que aparte la piedra del camino, el que ponga fin al problema, el que ponga luz donde los demás perdieron esperanza, el que salpieque gozo en los corazones tristes.
Pero qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho;
si no hubiera un rosal que plantar, un niño que peinar, o una misión, o una empresa que emprender.
Tenemos en nuestra mano la hermosa alegría de servir.
No caigas en el error, de que sólo se hacen méritos con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios que nos hacen más humanos: ordenar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, éste es el que destruye, tu sé el que sirve.
El servir no es faena de seres inferiores.
dios, que es el Creador y la luz, sirve.
Pudiera llamarse así: «El que Sirve».
Y tiene sus ojos en nuestras manos, y nos pregunta cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quien?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?

EL PLACER DE SERVIR. Gabriela Mistral

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