La situación vivida durante estos días ha tenido un eco profundo y desgarrador por los desgraciados sucesos que conocemos acaecidos en Niza (Francia) y en otras latitudes del globo.
Los valores humanos como la solidaridad, el entendimiento, la armonía, la concordia, la colaboración, la cooperación, la tolerancia, la paz, la convivencia, la justicia, la interculturalidad, etc., son siempre vitales y necesarios, haciéndose en estos momentos más necesarios que nunca.
Las personas tenemos que aprender a disfrutar cada día y ser felices compartiendo la vida, los quehaceres, las actividades, los sentimientos, la entrega diaria, desde el amor, el entendimiento, la concordia, la paciencia, la paz…
Cualquier situación contraria a estos principios y valores, enturbian las relaciones entre las personas y el sentido vital anclado en el conocimiento y la comprensión de lo que somos, queremos y hacemos.
Apuesto por la claridad de las aguas cristalinas que brotan cada día y cada momento, para iniciar el camino por los cauces que mitigan la sed de las personas y del campo. La claridad y renacer que brote de la vivencia práctica de nuestros valores humanos.
Solidaridad con todos, solidaridad con Niza.